Incompatibilidades de frutas acidas y dulces.
En conjunto existen dos clases de alimentos: los eléctricos
y los magnéticos. Claro que no en todo hay algo de todo, pero en las verduras y
los tubérculos, preponderan más los eléctricos, mientras que los magnéticos
tienen más su asiento entre las frutas.
De las frutas es de lo que vamos a ocuparnos ahora. Todas ellas, antes de madurar, son acidas, pero a medida que van madurando se convierten en azúcares, como las peras, los dátiles, las uvas y los melones; en otras, estos ácidos se transforman en aceite o sustancias de carácter oleaginoso; en este caso se hallan las avellanas, las nueces y los cacahuates. Otras más, aún, como los limones y los nísperos, se transforman solamente en ácido, o a lo máximo en semiáridos.
De las frutas es de lo que vamos a ocuparnos ahora. Todas ellas, antes de madurar, son acidas, pero a medida que van madurando se convierten en azúcares, como las peras, los dátiles, las uvas y los melones; en otras, estos ácidos se transforman en aceite o sustancias de carácter oleaginoso; en este caso se hallan las avellanas, las nueces y los cacahuates. Otras más, aún, como los limones y los nísperos, se transforman solamente en ácido, o a lo máximo en semiáridos.
Hay
algunas frutas en las que los ácidos sólo se transforman
a medias en azúcares, o sea que son a la vez acidas y dulces, lo cual ocurre
con las manzanas y, en menor proporción, con los plátanos.
Por
consiguiente, ya tenemos clasificadas a las frutas en cuatro grandes grupos:
dulces, oleaginosas, acidas y feculentas, como hemos dejado dicho.
Las
frutas aceitosas y las dulces, incluidas en una misma comida o plato, son
difíciles de digerir, debido a que cuando se mezclan los aceites con los
azúcares se producen muy elevadas fermentaciones alcohólicas, hasta el punto de
dar síntomas de embriaguez, ocasionando incluso trastornos hepáticos.
En
cuanto a la mezcla de frutas ácidas con las feculentas, el fin y el proceso son
idénticos al anterior, ya que los ácidos impiden el desdoblamiento normal de
las féculas en glucosa y dextrina, y esto da lugar a la fermentación en los
intestinos, la cual se prolonga por más tiempo del debido.
Por
último, señalamos una más de las incompatibilidades que presenta la mezcla de
diferentes frutas, o sea la de las dulces con las acidas. Cuando los ácidos se
mezclan con los azúcares, retrasan la reconversión de los segundos en glucosa,
quedándose más tiempo en los intestinos, y produciendo, por tanto,
fermentaciones tóxicas.
En cambio, las frutas acidas compatibilizan muy bien con las oleaginosas. Las
frutas dulces también combinan con las feculentas, como las castañas, mas no
con las manzanas, ya que éstas son al mismo tiempo dulces y acidas, o sea
agridulces.
Como
excepción tenemos las manzanas cirio, que no son acidas en absoluto, y combinan
bien con cualquier clase de alimento, incluso con los farináceos y las
hortalizas.
CÓMO CONSUMIR LAS FRUTAS
El aparato digestivo
humano evolucionó a partir de una dieta de frutas y sus parientes cercanos, las
nueces y las semillas. Es un hecho biológico que la fruta fresca y los frutos
secos contienen todos los minerales, vitaminas, azúcares naturales y
aminoácidos necesarios para la alimentación humana. Algunos “expertos” siguen
asegurando lo contrario, alegando que, dado que las frutas contienen pocas
proteínas per se, resultan por tanto insuficientes para mantener la salud
humana. Si bien es verdad que las frutas contienen muy pocas moléculas de proteínas
complejas completas, como las que se hallan en la carne y los huevos, no es
menos cierto que el cuerpo no puede utilizar las proteínas complejas de la
carne y los huevos. Antes debe dedicar un tiempo considerable a digerir y
fragmentar estas proteínas, a fin de estructurar luego sus aminoácidos y para
elaborar las proteínas específicas que necesita el organismo humano. Las
frutas frescas y los frutos secos proporcionan estos elementos básicos en forma
de aminoácidos libres, así como todas las enzimas sinérgicas y vitaminas con
que se asocian, con lo cual ahorran al cuerpo todo el tiempo, energía y
esfuerzo digestivo que requieren las proteínas animales complejas.
Debido a una ignorancia de la
trofología y de los rudimentos de la nutrición, se ha acusado injustamente a
las frutas frescas de toda clase de crímenes alimentarios. El “experto” en
nutrición Dr. William Henry Potter, en su libro Eating to Live Long, condenó
las frutas como “uno de los más perniciosos y reprensibles despropósitos
dietéticos”, y el Dr. Percy Howe, de la Universidad de Harvard, observó que la
mayoría de la gente tiene problemas para digerir las naranjas junto con las
comidas, aunque también advirtió que tales problemas desaparecían por completo
cuando las naranjas se comían separadamente.
Es cierto que muchas
frutas (especialmente los melones y las frutas acidas) causan trastornos
digestivos, fermentan en el estómago y proporcionan muy poco alimento cuando
son consumidas indiscriminadamente con otros alimentos incompatibles. Pero
cuando se comen solas y en suficiente cantidad, las frutas frescas proporcionan
todas las enzimas, vitaminas, aminoácidos y energía que el cuerpo necesita
para una salud y vitalidad óptimas. También son sumamente depuradoras y
desintoxicantes, siendo éste el motivo de que mucha gente experimente diarreas
y otras molestias durante las primeras semanas de una dieta exclusivamente de
frutas.
El culturista sueco
Andreas Cahling, ganador de los codiciados títulos de “Mister Europa” y
“Míster Universo”, es exclusivamente frugívoro. No come carne ni productos
lácteos, ¡y ni siquiera cereales o verduras! Y aun así, su cuerpo es tan
robusto y su salud tan resistente como los de sus carnívoros competidores, que
se sienten en la necesidad de consumir cada día varias libras de carne,
docenas de huevos y litros de leche para acumular proteínas.
El mayor error que
suele cometerse al emprender una dieta exclusivamente de fruta es el de no
comer la suficiente cantidad. El segundo error consiste en desechar las partes
más nutritivas de la fruta. La fruta se compone principalmente de agua. Los
frugívoros como Andreas Cahling, por tanto, “liquidan” media docena de plátanos
o una docena de manzanas o hasta un par de kilos de uva de una sentada. Y se
comen siempre las fibras blancas entre los gajos de naranja, los corazones de
peras y manzanas y la piel de las uvas, porque son las partes que contienen
las enzimas más potentes y la mayor proporción de aminoácidos. Las semillas,
corazones y fibras de la fruta deben masticarse bien, hasta darles una
consistencia líquida.
La fruta proporciona
sus mejores beneficios nutritivos cuando se consume con el estómago vacío, pues
buena parte de ella pasa directamente al intestino delgado. Pero, a menos que
te alimentes únicamente de frutas y zumos de fruta, deberías usted su consumo
diario a una o dos comidas exclusivamente a base de frutas. El hecho de comer
fruta o beber zumo de fruta entre comidas a base de proteínas y féculas puede
inhibir considerablemente su digestión, porque el estómago aún estará ocupado
digiriendo las proteínas o los hidratos de carbono cuando reciba la fruta.
Asimismo, las frutas dulces y las ácidas deben comerse en momentos separados, y
no se ha de endulzar ninguna fruta con azúcar o miel, porque los otros azúcares
no combinan bien con la fruta.
Si tomas hidratos de
carbono para desayunar y proteínas para cenar, puedes prepararte un almuerzo
muy saludable a base únicamente de fruta fresca (y cruda, por supuesto). Esta
costumbre es particularmente beneficiosa para los comedores de carne, ya que la
comida a base de frutas proporciona enzimas activas, masa fibrosa fresca y
ácidos naturales que contribuyen a eliminar los subproductos de la putrefacción
del tracto intestinal y la corriente sanguínea. Como extensión de esta comida
diaria a base de fruta, puedes declarar un “día semanal de la fruta” en el que
te alimentarás exclusivamente de fruta fresca de la mañana a la noche.
Todo esto es mucho más
fácil de poner en práctica de lo que parece. El mayor obstáculo no es
fisiológico, sino psicológico. Como Walter Bahegot observó en cierta ocasión,
“el dolor de una nueva idea es uno de los más intensos de la naturaleza
humana... Tus ideas favoritas pueden ser erróneas; tus más firmes creencias,
infundadas”. Y tus alimentos favoritos .pueden ser la causa fundamental de tus
peores problemas.
Es un hecho comprobado
que a la gente le resulta mucho más fácil creer una mentira que han oído
repetir mil veces que una verdad que nunca habían oído antes. Primero hay que
“desaprender” los vicios dietéticos arraigados desde la primera infancia, y luego
familiarizarse con los datos objetivos sobre la dieta y la nutrición. Y para
ello no hay que creer en la palabra de nadie. Si te limitas a respetar las
leyes de la Nauraleza y las normas de la trofología durante unos pocos meses,
tu propio cuerpo te proporcionará todas las pruebas necesarias, y, a menos que
no te importen nada tu salud y tu longevidad, no tardarás en adoptar estos
nuevos hábitos como una parte natural y permanente de tu vida diaria.
El respeto a la ley
natural no exige una rigurosa mortificación ni aburrimiento culinario.
Utilizando tu imaginación y tus conocimientos de la trofología, te será fácil
preparar comidas compatibles, digeribles y nutritivas que resulten muy
agradables al paladar. Y, ¿qué problema representa el poner de vez en cuando en
la mesa algo de fruta fresca, frutos secos y semillas en lugar de cocinar un
revoltillo incompatible?
También, si dejas la
despensa vacía, estarás motivado para salir con más frecuencia a comprar
productos frescos y ricos en enzimas en lugar de recurrir a productos
enlatados, elaborados y refinados que no te proporcionan ningún alimento y
provocan numerosos trastornos en tu aparato digestivo.
Consejos útiles
1.- Las frutas dulces
(manzana, sandía, banano, zapote, pera, granadilla, mango) se pueden mezclar
entre sí por su sabor similar. Consúmalas lo más rápido posible después
de cortarlas, pues al estar en contacto con el oxígeno aumenta la concentración
de arsénico y usted se puede intoxicar.
2.-Si sufre de estreñimiento, coma piña, mango,
mandarina, naranja. Estas frutas facilitan el paso de las heces por el
intestino y reduce los excesos de grasa en la sangre.3.- En lo posible, no combine frutas dulces con ácidas (limón, naranja, mandarina, tamarindo), porque al mezclarse los ácidos con los azúcares, se retarda la formación de glucosa, permaneciendo más tiempo de lo normal en los intestinos. No una el banano con la piña, porque existe un
desfase en la fermentación y esto provoca cólicos o diarrea.
4.- No combine naranja con el melón. Esto irritará sus intestinos y retardará la transformación de la glucosa, que genera náuseas, dolor de estómago y gases.
5.- Procure no mezclar frutas neutras (nueces, coco, almendras), con frutas dulces, porque ocasionan indigestión al ser consumidos en una misma comida. Además, dañará su hígado.
Fuentes: incompatibilidades-alimentarias-de-las-frutas -
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