PROPIEDADES DEL LIMÓN.

Limón (Citrus limonium)

 Por Dr. Carlos Kozel

limon 5

 El limón ocupa un primerísimo lugar entre los frutos curativos, y ello por muchas razones que ya han sido expuestas en otros trabajos nuestros. Siempre, en todo tiempo y en todo lugar hemos contado las excelencias del prodigioso limón y le hemos otorgado el calificativo de “consumidor de ácidos”. El limón, en efecto, desempeña una importantísima labor como “destructor de los ácidos”; su acción es particularmente eficaz contra la acidez de estómago, pero no acaba aquí, ni mucho menos, su amplísimo campo de acción. La sabiduría popular, la experiencia y, modernamente la ciencia, están completamente de acuerdo en afirmar que el zumo de limón puede curar más de 150 enfermedades.

El limón puede emplearse de dos formas: tomándolo entero (cosa un tanto difícil y poco agradable) o bien sorbiendo el zumo diluido en un poco de agua. Si se sorbe el zumo con una cañita, se evita la dentera que a algunos produce su sabor ácido.
Cuando se hace la cura de limón (o cualquier otra cura natural), debe adoptarse un régimen alimenticio sano, es decir, que no incluya sustancias perturbadoras que puedan estorbar la eficaz acción del agente curativo que es el limón.
En cualquier parte del cuerpo donde se encuentren las toxinas y sustancias perturbadoras, o sea en la sangre, en los órganos, en los tejidos, allá acude el limón ingerido para combatirlas eficazmente, disolver sus acumulaciones y, finalmente, expulsarlas. Cuando fallan todos los demás medios eliminadores a causa de la compacticidad de las acumulaciones de toxinas y ante las más rebeldes formaciones de ácido úrico, es muchas veces el limón el único remedio que puede traer un cambio favorable.
Ya hemos dicho que el limón era el gran “consumidor de ácidos”, es decir, el gran basificante, y además el “eliminador de venenos, toxinas y demás sustancias perturbadoras”. Como quiera que la mayoría de las enfermedades provienen del exceso de acidez en la sangre, en los órganos y en los tejidos, es decir, la acumulación de sustancias extrañas, es muy lógico que el remedio se encuentre en una cura de limón.
Si el lector se ha hecho a la idea de que el zumo de limón no solamente es el más grande “consumidor de ácidos y sustancias extrañas”, sino que es además un consumidor de microbios y el mejor protector contra las enfermedades infecciosas, le será fácil comprender entonces que el limón tiene favorable influencia en todas las enfermedades y cura radicalmente buena parte de ellas.
Dará buena prueba de sabiduría y prudencia todo aquel que consuma limones en abundancia. El hombre sano, teniéndolo por el más eficaz preventivo de todas las enfermedades, y el hombre enfermo, acudiendo a la cura de limón para encontrar remedio eficaz y sin contraindicación, aunque, como todo tiene su límite, tras una cura intensiva de limón, convendrá hacer una pausa y suspender por un tiempo el limón, para reanudar luego el consumo habitual.
Si por un lado está científicamente comprobado que la carne y el caldo de carne constituyen el habitáculo predilecto de los microbios, especialmente los microbios del tifus y de la tuberculosis, por otro lado, es un hecho rigurosamente avalado por la ciencia que los microbios perecen en el zumo del limón, al cabo de breves minutos de estar en él, es decir, que el zumo de limón los destruye.
El repertorio de enfermedades y trastornos en los cuales tiene el limón probada eficacia es muy extenso, por lo que sólo es posible ofrecer un breve resumen del mismo:
Dolores de estómago e intestinos, trastornos digestivos, acidez de estómago, gases, trastornos del metabolismo, abscesos, obesidad, dolores de cabeza, enfermedades de los riñones, de la vejiga, cálculos renales, enfermedades del hígado y de las vías biliares, cálculos biliares, uretritis, trastornos de la micción, hemorragias de cualquier clase, enfermedades del sistema linfático, enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, enfermedades de los pulmones, tuberculosis, bronquitis, catarros, tos, gripe, reuma, artritismo, gota, arteriosclerosis, fiebres de todas clases, hinchazones, úlceras, granos, pleuresía, inflamación del bajo vientre, envenenamiento de la sangre, herpes, sarna, difteria, lombrices (para combatir éstas, se mezcla el zumo de limón con un poco de zumo de ajo), cualquier clase de inflamaciones, escarlatina, sarampión, viruelas, escorbuto, epilepsia, hidropesía, tifus, beriberi, insomnio, inapetencia, nerviosidad, melancolía, hipocondría, pólipo (primeramente se hace una cura, bebiendo el zumo, y al mismo tiempo absorbiéndolo por la nariz, mediante la aspiración), caspa y caída del cabello (frotando fuertemente el cuero cabelludo con zumo de limón, mezclado con zumo de cebolla), enfermedades de la matriz, hemorroides, diabetes, paludismo, malaria, apendicitis (tratando a tiempo), diarrea, disentería, estreñimiento, etc. El limón contrarresta la caída del estómago, sirve para curar heridas de cualquier clase, aplicándolo interior y exteriormente, es el mejor sustituto del yodo y no presenta ninguno de los inconvenientes de éste. El limón ayuda también en el tratamiento de las mordeduras de animales venenosos: tomando el zumo de 30 a 45 limones, se pueden contrarrestar los efectos de las picaduras de arañas venenosas y de víboras. Pero esta cura debe hacerse sin demora; también hay que hacer baños de vapor y probar todo lo que sea posible para expulsar los venenos. A nadie se le oculta la enorme peligrosidad de algunas mordeduras de alimañas, reptiles e insectos, debido al terrible poder del veneno que inoculan a la víctima; por eso no podemos responder de la eficacia en todos los casos del remedio que más arriba brindamos y que hemos reseñado a título informativo y sin responsabilidad por nuestra parte.
Ante este enorme campo de aplicación, cabe preguntar: ¿De dónde le viene al limón su gran poder curativo que le da fama de medio curativo universal?
El asunto está claro, y va siéndolo más a medida que avanzamos en nuestras explicaciones. Como la mayoría de las enfermedades son la causa de una manera de vivir equivocada, es decir, por el empleo de comidas que contienen mucho ácido y otras cosas perjudiciales, es precisamente el limón, por ser la fruta más rica en bases, el mejor medio para combatir y remediar los trastornos y enfermedades causadas por los ácidos venenosos y demás sustancias extrañas y morbosas.
El limón tiene otra maravillosa aplicación. Una cura completa de limón no solamente es capaz de combatir la sensualidad viciosa y la inmoralidad, sino que constituye un eficaz medio para luchar con dos perniciosos vicios que suelen ir emparejados con aquéllas: el alcoholismo y el vicio de fumar.
Si los hombres temieran más el consumo del alcohol y del tabaco, y menos el del limón, cuyo empleo en una cura especial obra verdaderos milagros, podrían evitarse gran número de enfermedades, muchas desgracias y gran parte de la degeneración de la humanidad. Naturalmente que para alcanzar un éxito completo, debería, además, desterrarse de la mesa la carne, el pescado (particularmente los mariscos), el café, el té, y tantas otras cosas que envenenan la sangre y excitan los nervios, siendo el origen de todo género de trastornos y enfermedades.
Como quiera que el limón contiene abundancia de vitaminas, particularmente vitamina C (tan necesaria para evitar gran número de enfermedades, sobre todo las de las vías respiratorias: catarros, bronquitis, asma, gripe, etc.), no solamente es un medio curativo de primera categoría, sino que, además, cuando ha desempeñado su cometido de limpieza interior, es también un medio vivificador y fortalecedor. Repetimos y subrayamos la eficacia de la vitamina C del limón para combatir las enfermedades y afecciones pulmonares.
Muchas veces, donde fracasaron otros medios para detener las hemorragias, el limón salió triunfante. De una revista médica, extractamos, a este respecto, unos interesantes párrafos:
“En un caso de hemorragia muy grave de ambas fosas nasales, en un hombre vigoroso, se detuvo enseguida la hemorragia, absorbiendo por la nariz una mezcla de una parte de zumo de limón y 4 partes de agua. En un caso de vómitos de sangre, donde fracasaron todos los medios, se consiguió detener inmediatamente la sangre con jugo de limón; al día siguiente se produjo una recaída, pero con el continuo empleo de este medio se consiguió la completa curación. En hemorragia del intestino, causada por el tifus, se ha comprobado que el limón tiene magníficos resultados. En los dos casos considerados, los pacientes vomitaban cuanto ingerían, con excepción del limón.”
En una revista antigua, titulada “La terapéutica de la actualidad”, participa Georg Mayer (Dillingen), que durante su trabajo como inspector de sanidad del ejército turco, ha aprendido a conocer la aplicación del zumo de limón para detener las hemorragias, como remedio de la medicina turco-arábiga. Los turcos aplicaban zumo de limón a las heridas, antes de vendarlas; además, a los heridos se les hacía tomar abundante zumo de limón; de este modo hacían la cura de limón exterior e interior. (K. A.). El zumo de limón sirve pues para detener las hemorragias hasta en los casos más graves, cuando fallan todos los demás remedios. Es muy útil saber esto, sobre todo en un caso de apuro.

¿Cómo se hace la cura de limón y qué cantidad de limones hacen falta?


La cantidad de limones que hay que tomar en forma de zumo y el tiempo que ha de durar la cura depende de la gravedad de la enfermedad. Hay casos en que bastan unos pocos limones al día, mientras que en otros se requiere mayor cantidad de limones y es preciso prolongar la cura hasta obtener la completa curación. Ofrecemos a continuación unas indicaciones a modo de orientación:
1. En una enfermedad leve se puede tomar el zumo fresco de 5 hasta 10 limones al día.
2. En una enfermedad grave: de 10 a 15 limones al día.
3. En una enfermedad muy grave: de 15 a 20 o más limones al día.
Naturalmente, la cantidad de limones a tomar depende también de la clase de enfermedad y de la naturaleza del enfermo. Tomando, por ejemplo, el zumo de 8 a 12 limones al día, se obtiene protección contra las enfermedades contagiosas, las epidemias, etc. La misma cantidad basta para hacer bajar la fiebre. En cambio, para curar un reumatismo grave o gota, se consideran necesarios de 20 a 45 limones al día. Otras enfermedades parecidas necesitan las mismas cantidades; así lo afirman reputados profesores que han obtenido grandes éxitos con este método.
Para que el lector sepa a qué atenerse respecto a la forma de ejecutar una cura de limón de 10 días de duración, ofrecemos a continuación tres ejemplos en los que se indica la cantidad diaria a tomar y el progresivo aumento diario de la misma en los primeros días, y gradual disminución en los últimos días.



Primer ejemplo
Segundo ejemplo
Tercer ejemplo
Día
Limones
Limones
 Limones
1
2
3
4
2
4
6
8
3
6
9
12
4
8
12
16
5
10
15
20
6
10
15
20
7
8
12
16
8
6
9
12
9
4
6
8
10
2
3
4
_____
______
______
______
Total:
60
90
120

Según la cantidad de limones que se desea tomar, se elige uno de los tres ejemplos. Ahora bien, si se quiere prolongar la cura por más tiempo (una cura de 15 días) entonces, el aumento y luego disminución diaria se hacen en forma más gradual. Veamos tres ejemplos para una cura de 15 días:



Primer ejemplo
Segundo ejemplo
Tercer ejemplo
Día
Limones
Limones
 Limones
1
2
2
3
2
3
4
6
3
4
6
9
4
5
8
12
5
6
10
15
6
7
12
18
7
8
14
21
8
9
16
24
9
8
14
21
10
7
12
18
11
6
10
15
12
5
8
12
13
4
6
9
14
3
4
6
15
2
2
3
_____
______
______
______
Total:
79
128
192
Respecto a la duración de la cura con zumo de limón, recomendamos siempre la de corto tiempo. Más vale hacerla corta y repetirla con cierta frecuencia, que hacerla demasiado larga. Mientras se realiza la cura, cómase mucha verdura y fruta cruda. Aconsejamos sorber un poco de zumo cada hora, pero siempre fuera de las comidas, por lo menos una hora antes o después, hasta completar la cantidad diaria. El zumo que se tome cada vez durante el día ha de ser recién exprimido; no guardarlo exprimido para irlo tomando luego cada hora a sorbitos, pues una vez exprimido, si no se consume enseguida, pierde buena parte de sus propiedades.
Una vez alcanzado el objetivo propuesto con la cura, conviene descansar por algún tiempo y durante el mismo no tomar limones, ya que una toma de éstos demasiado prolongada podría ser causa de un cierto debilitamiento.
Durante la cura y después de ella, deben tomarse muchos jugos de plantas silvestres, tales como: ortiga, amargón, verdolaga, lengua de vaca, borrajas, etc.
También se aconsejan jugos de espinacas, zanahorias, rábanos negros, granada, etc. Tampoco debe olvidarse el jugo de patatas, que es muy curativo por su riqueza en bases. Un vaso de zumo de rábanos por semana obra milagros en el organismo y evita alteraciones de la bilis y el mal de piedra, el reumatismo, la gota, la ciática y otras enfermedades similares.
Estas instrucciones valen para todas las curas hechas solamente con un determinado zumo, pero especialmente con el limón, cuyo efecto es tan intenso. Ciertamente, durante esta cura y después de la misma, resulta muy ventajoso tomar también otros diversos jugos de verduras y plantas silvestres.
Cuando por un lado los profesores naturistas obtienen grandes éxitos con la cura de limón, surgen por otro lado objetantes contra esta cura. El profesor Nicolás Capo rechaza estas objeciones con las siguientes palabras:
“El profesor sueco Euler es quien descubrió una nueva vitamina en el limón para curar la neumonía. De esta forma el limón ha entrado en la ciencia oficial internacional, pues al profesor Euler le ha sido concedido el premio Nobel de Medicina. Si cura la pulmonía, el limón no rebaja los glóbulos rojos de la sangre, como creen y divulgan algunos médicos ‘acidófobos’; al contrario, el limón, al matar los gérmenes patógenos de la sangre, vitaliza el plasma sanguíneo, y el cuerpo, pudiéndose defender mejor con la presencia del limón en la sangre, se autocura.”
Apareció también un artículo muy interesante sobre la importancia del limón en la revista “Natura”:
“Es la fruta medicinal por excelencia; sus aplicaciones son múltiples, puede decirse que periódicamente se llega a descubrir alguna nueva aplicación terapéutica, preventiva o simple de utilidad práctica…”
“El limón contiene numerosos elementos indispensables para el normal funcionamiento del organismo…”
“La presencia de tan utilísimos elementos da al limón propiedades saludables, curativas y preventivas que lo han dotado de justa fama en todo el mundo, haciendo que eminentes especialistas europeos como los doctores Kemplerer, Trambusti, Desplatz, Labbé, Lusting, Pende, Camba y Viola, lo recomienden calurosamente para seguir tratamientos curativos en diversas afecciones. Estos dietólogos y muchos otros han dedicado al limón y otras frutas, estudios en los que consignan numerosas e interesantes observaciones, producto de sul experiencia cotidiana y experimentos continuados. Es así como el profesor Pende dictamina que el limón es de real eficacia para el tratamiento del artritismo, gracias a su amplio porcentaje de sales alcalinas. El doctor Desplatz también opina que el limón es indicadísimo para la cura del reumatismo con sus diversas formas.
“Conocidos son los efectos terminantemente positivos del limón para el tratamiento y prevención del escorbuto, enfermedad que se origina por la falta de vitamina C en el organismo, a causa de la ingestión prolongada de alimentos carentes de ella, como son las conservas saladas. El limón es una de las frutas más ricas en vitamina C, que también suele llamarse antiescorbútica en virtud de las propiedades terapéuticas y saludables del limón”.
“En nuestro país son muchos los médicos que reconocen sin reservas las altas y recomendables propiedades terapéuticas y saludables del limón, por lo que no vacilan en aplicarlo en sus curas, recomendándolo ampliamente.”
Diariamente mueren personas a causa de una inyección o de la ingestión de algún medicamento artificial. A veces pasan algunos años hasta que no aparecen los trastornos y se manifiestan las enfermedades causadas por vacunas, inyecciones y otros falsos remedios químicos. Nadie se atreve a reprochar esta nefasta acción de tales medicamentos. En cambio, en cuanto se cree hallar una falla en el sistema naturista, se pone el grito en el cielo y se proclama por todas partes. Y esto es comprensible, ya que son muchos y muy importantes los intereses en juego, sobre todo los de la gran industria química que fabrica aquellos falsos remedios. A estas partes interesadas no les sientan nada bien los incuestionables éxitos de los factores naturales de curación. Así, durante algún tiempo, se declaró la guerra al tomate. Del mismo modo, se han aprovechado todas las oportunidades para achacar a la fruta y a las hortalizas epidemias infecciosas, particularmente el tifus. Lamentablemente se ocultan las innumerables cosas perjudiciales que toma la gente en una comida: la carne, el caldo de carne, los mariscos, los condimentos picantes, el vino, la cerveza, los licores, las salsas, el queso curado, etc. En cambio, como las frutas suelen tomarse como postre al final de las comidas, cargan con el sambenito de Ios trastornos y enfermedades causadas por aquellos excesos.
Hemos de admitir, desde luego, que a veces se comete algún fallo (por otra parte, sin mayores consecuencias) en la aplicación de una buena cura natural. A estos pequeños y comprensibles fallos se agarran los detractores para condenar inapelablemente todo el método.
Al practicar una rigurosa cura de limón, aconsejamos no hacerla en ayuno entero, sino solamente en medio ayuno, guardando bien el orden de las comidas, y tomando los demás zumos, así como las ensaladas y frutas que ya hemos indicado. Si se hace ayuno completo, entonces empléense para la cura solamente de 3 a 8 limones diarios como máximo, y en forma de zumo diluido.
El ayuno completo y racional es indispensable para atacar con éxito cualquier enfermedad.
A la misma familia de los limones pertenecen otras excelentes frutas tales como las limas, toronjas y pomelos, que poseen un efecto curativo parecido al del limón. Aconsejamos incluirlas en la cura, en todas partes donde se puedan conseguir. Su zumo es excelente y muy curativo. La mayoría de la gente las emplea para hacer confituras y mermeladas, sin embargo, se pueden comer muy bien, crudas, en forma de zumo, ya que solamente así tienen un valor curativo completo.
Cada cual debe ensayar en sí mismo y estudiar su propio caso para poder determinar cuántos limones necesita y el tiempo que debe durar la cura. Empleando una buena cantidad, se obtendrán buenos resultados a los pocos días. Su mayor o menor éxito y la mayor o menor prontitud con que se obtengan, ha de darnos la pauta para saber si se debe aumentar o disminuir la cantidad, y si se debe acortar o prolongar el tiempo de la cura.
Cada paciente es un caso distinto. Alguien dilo, y dijo bien, que no hay enfermedades sino enfermos. Cada caso es distinto; por lo tanto, la intensidad y duración de Ia cura dependerá de la mayor o menor dificultad para disolver y eliminar las sustancias impuras, venenosas y extrañas, acumuladas en el organismo, y de la existencia de otros males.
Aprender a razonar y obrar prácticamente en consecuencia, es algo sumamente importante cuando de la propia salud se trata. Importante tarea es la de inducir a la gente a pensar en su propio cuerpo, en sus necesidades, en su maravillosa función y grandiosa constitución, y principalmente en un sencillo y natural tratamiento propio. Con esto se favorece a la sociedad, pues el ciudadano enfermo no puede trabajar ni producir por lo que no sólo no es útil a los demás sino que constituye una pesada carga para la sociedad.

Extraído de:
“Guía de Medicina Natural”
Volumen Primero- Salud y Curación
Autor: Carlos Kozel

Comentarios

Entradas populares